miércoles, 4 de diciembre de 2019

Ollomol (Nueva novelita)





 Pues mi humano vuelve a la carga con otra de sus historias raras y fuera de toda moda y tendencia.  En este caso, las desventuras y calamidades de un grupo de humanos en un planeta llamemos peculiar, donde aparece un cubo la mar de curioso.
 Siento que la humanidad tenga que sufrir semejante ataque a su inteligencia... bueno, sentirlo realmente no lo siento, pero me gusta ser educado. Tan educado que muestro aquí abajo el texto de presentación del libro y me limito a aconsejar que lo lean y juzguen ustedes mismos si mi humano merece un destierro en una isla lejana, rodeada de tiburones y repleta de serpientes. Yo lo pienso, pero ya saben que soy un gato y los felinos pensamos cosas así, muy sinceras. 

Enlace a Ollomol

 En un futuro no muy lejano, pero nada cercano, la humanidad se ha extendido por una burbuja de estrellas bajo un gobierno oligárquico y familiar. Pero surge un problema en un planeta en horas bajas de popularidad, casi olvidado, de pasado intelectual y esnobista:  Ollomol.

 Lugar donde los idealistas de la humanidad han intentado levantar algunas de las utopías más famosas de la filosofía: La República de Platón, la Utopía de Tomás Moro, la Heliópolis de Campanella, los Falansterios de los socialistas utópicos…  y varias más, a cada una más curiosa y alocada. Sin faltar los anarquistas que se niegan a ser utópicos.

  Pero el problema de las utopías, sobre todo si se toman muy en serio, es que acaban siendo muy humanas. Sobre todo si surge una novedad que rompe los esquemas, como la aparición de un misterioso cubo en las canteras de mármol en La República de Platón.

 A partir de ese hecho fortuito y sus extrañas consecuencias, se desencadena una guerra planetaria en la que se mueven personajes dispersos con objetivos muy diversos. En una trama de aventuras muy ollomólicas, si se permite el neologismo.

 Menos mal que siempre se puede acudir a la eterna Guardia Civil y sus aplicados agentes, mano de santo contra idealismos, utopías y demás tonterías, que se encargan de que todo vaya por la senda correcta que marca el gobierno. En especial, el comandante Vendrell, de conocida experiencia y famoso por un suceso ocurrido hace tiempo, en Europa 3.

La novela se acompaña de un pequeño apéndice que explica algunas cosas sobre el planeta Ollomol y la peculiar humanidad de su época.
 

lunes, 19 de agosto de 2019

Resultado del Prime Reading



  En estas fechas estivales estoy más vago de lo normal, que ya es decir, pero tengo que recordar un hecho que quedó pendiente y se ha cumplido. Hace seis meses hablé sobre la noticia de que a mi humano le habían seleccionado una novela para el servicio Prime Reading, que es otro de los añadidos a la cuenta Prime. 
 Sobre más detalles de este servicio, les remito a mi post, porque hoy solo quiero anunciar que, tal como suelen hacer, han cumplido con su promesa. Pasados seis meses han pagado 100 euros por haber prestado la novela. Pensé que pagarían el precio de 100 ventas, pero no había leído bien la letra pequeña: Son cien euros redondos por seis meses, se preste lo que se preste. 

¿Ha valido la pena? Mi humano dice que sí y, por una vez, estoy de acuerdo. Ya que en ese plazo de tiempo no ganaría 100 euros por esa novela sola (ni por las demás, pero no seamos malvados). Además, la novela estuvo en los puestos altos de la lista española de Amazon durante un tiempo, lo que implica que se prestó como nunca y que Prime Reading es un gran escaparate donde muchos miran con curiosidad y ganas de darle al clic. 

 También hubo un pequeño auge en las demás obras de mi humano, seguramente por el efecto rebote, que llevó a algunos incautos a leer más obras con su nombre en el título, aunque hubiese que comprarlas. Una prueba más de la extensión del masoquismo por el mundo.

Por supuesto, mi humano anda pletórico y ofrece su cuerpo, su alma y hasta su querida cuenta de Steam a Amazon a cambio de que otra obra suya sea elegida para este servicio. Ya saben que no es una persona que valore mucho su dignidad. 

Por otra parte, anda ya maquinando una nueva publicación para este otoño. Otra espantosa novela friqui de las suyas por extraños paisajes y con personajes muy raros. Quedan avisados. 

 Ahora disfruten del sol lo que puedan. Yo lo hago sin vergüenza.





viernes, 24 de mayo de 2019

Ensayo con conciencia



 Es de amigo ser agradecido, refranean los humanos como un mantra. No deja de ser un pensamiento evidente que para un gato no necesita refrán, pero a los humanos les gusta confirmar lo evidente. En fin, para gustos, especies, y no voy yo a criticar memeces. Si mi amo se siente agradecido con el señor David P. Sandoval hasta el nivel de recomendar su ensayo sobre qué es ser hoy un hombre y/o sufrir esa maldición llamada paternidad no se lo voy a negar. Además, el ensayo hasta es decente.

 Aunque los gatos nunca perderíamos el tiempo en una cosa así. Los felinos tenemos clara conciencia de la división por sexos y el papel que se nos otorga a cada uno: El macho pasea y la hembra cría. Parece que el ser humano, según Sandoval, siguió una senda parecida hasta hace poco, con el añadido de que muchos machos, aparte de pasear, puteaban a otros machos, hembras y crías con toda clase de maquinaciones y esclavitudes sociales para que no molestasen la tranquilidad de sus paseos.    

 Luego llegó la época post post moderna, donde el feminismo combativo, a la gresca con lo establecido desde hace más de un siglo, por fin empezó a triunfar en la conciencia general. Con merecimiento, pero también con excesos de corte orweliano (¡Habla la Neolengua, patriarcón!).

Con ese lento, pero progresivo, triunfo del feminismo también cambió el concepto de paternidad, cuya evolución el señor Sandoval nos ofrece mediante toques biográficos sobre su niñez y su vida actual de progenitor de dos rapaces madrileños. No cuento nada más, lean el ensayo y juzguen ustedes.

La obra, en mi felina opinión, cae en la recomendación de la búsqueda del término medio aristotélico como respuesta a las dudas del hombre y padre de nuestra época, pese a que el señor Sandoval reniegue de Aristóteles y se proclame una especie de ecléctico. Pero bueno, todos sabemos que un ecléctico no deja de ser un pensador que se conforma con el término medio de todas las filosofías.

  En definitiva, si quieren el testimonio de las dudas y pensamientos de un hombre y padre de nuestro tiempo, habitante de la jungla madrileña, preocupado por el futuro de su condición y la deriva que llevarán sus hijos en el mundo repostmoderno que se avecina, compren este ensayo y lean lo que el señor Sandoval quiere decirnos y despertar en sus conciencias.

 Además, tiene un gato. No es un cualquiera. 





viernes, 8 de febrero de 2019

Fobia redisocial



 El bípedo que se hace llamar mi dueño, el que publica de vez cuando historias, tiene pensamientos muy curiosos para el tiempo en que vivimos. Hasta ahora solo estaba apuntado a una red social, Google+, justo la que va a desaparecer por el poco uso que se hace de ella. Quizá por eso le agradaba, ya que no soporta el barullo de las redes sociales que tanto ama la gente del mundo post-post-moderno.

 En su caso es algo problemático. Pues escribe historias y hoy en día si no apareces en la red hablando de lo que escribes, de lo que lees y ojeas, comentando tu proceso creativo en un blog y soltando pensamientos maravillosos por twitter, es que no escribes en serio o eres un misántropo encerrado en su torre de tinta, ajeno al mundo del lector verdadero. Aunque, la gran mayoría, lo único que escriben es lo que ponen en esos medios y luego lo juntan en un libro.

Las redes son, ante todo, presente que se esfuma, por tanto gustan de la frase impactante, normalmente expresando una idea superficial, pero disimulada en una frase más o menos elaborada. Antes se llamaba una frivolidad, ahora es literatura.

Sí, no niego que hay grandes figuras intelectuales que alaban las redes. Hasta Umberto Eco llegó a decir que con Twitter, no hubiera existido Auschwitz. Aunque, conociendo a los humanos como solo un gato puede hacerlo, a mí me parece una opinión demasiado optimista, y que, más bien, con Twitter se hubiese mejorado el proceso de ejecución en menos tiempo.

Las mismas editoriales se han rendido a esta vorágine, para poder sobrevivir ante el lector milenial,  que lee más blogs y tuits que libros, en sus escasos intermedios de descanso entre series y videos de youtube. Así que ahora buscan nuevos nombres que premiar entre los autores de blogs egotistas sobre la dureza de la creatividad y la dura vida del escritor en ciernes, o entre los tuiteros que se denominan poetas y son dueños de cadenas de mensajes emotivos sobre la existencia, el tú ya sabes, sé tú mismo, aflora al exterior, ten pasión y gosa del mambo, mi amol.
El signo de los tiempos.

 Mi dueño prefiere escribir en silencio. Lo que tiene que contar lo pone en sus obras, que le cuestan esfuerzo y no quedan luego ganas de comentarlo en las redes. Prefiere pasar su tiempo libre en otras ocupaciones más solitarias, que le impiden conseguir likes, retuits y simpáticos haters. Además, al publicar por su cuenta en Amazon, no necesita seguir las directrices de ninguna editorial sobre relaciones con los lectores del mundo post-post-moderno. Así que se ha vuelto un marginado social, un excluido de la redes etéreas que gobiernan el buen gusto de la sociedad. Y tan a gustito.

 Yo pienso que es una buena elección. Pero claro, los gatos no es que estemos predispuestos a una vida social abundante. Mi juicio está acotado por mi naturaleza depredadora y solitaria... la misma que ahora demanda un poco de atún.