martes, 17 de agosto de 2021

Roma tiene noches de lluvia (Otra novelita)


 Pues mi humano ha vuelto a perpetrar una de sus canalladas. Ha editado otra novela de aventuras de las suyas para que los sufridos lectores veraniegos no se queden sin su tortura anual. Esta vez de romanos un poco peculiares en época del emperador Adriano. 

 Si fuera un gato de los que tanto adoran los humanos recomendaría la novela soltando alabanzas de su elaborada prosa y fino argumento. Pero yo soy un gato normal, así que soy sincero: No encontrarán nada de esas dos cosas en el argumento. Allá ustedes si la compran, que yo no voy a dejar de vivir como un sultán, pero si son bondadadosos tengan un poco de misericordia de mi humano y hagan el magnánimo gesto de echar un vistazo a la novela, incluso comprarla, que vale lo que un café mañanero. 

 Pinchen en AQUI y les llevará a la página de la obra, donde podrán echarle un vistazo y ver su publicidad.

 La portada es de Rojocuarzo, el simpático malagueño ilustrador.

  Les dejo tranquilos. Yo más ya no puedo ni quiero hacer por mi humano, no se merece mi interés. Es el verano, que me vuelve vago.

miércoles, 14 de abril de 2021

Esos cincuenta

  


   Mi humano ha llegado al medio siglo. Pertenece a una especie que piensa que vivir mucho es una buena idea. La cantidad por calidad, el viejo dilema de la existencia que los gatos hemos resuelto hace mucho.

 Como cumplir años vuelve melancólicos a los humanos, el mío recordó el otro día un episodio de su infancia, cuando paseaba con su padre, una tarde de verano, por la orilla de la playa. Mi humano tenía ocho años y su padre acababa de cumplir los cincuenta. Se pueden imaginar que para el niño tal edad resultaba lejana y misteriosa, una cumbre lejana que a su padre debía haber costado esfuerzo y penurias. Por lo que preguntó a su padre, con total inocencia, si se había vuelto un viejo. 

 La reacción fue súbita, sin palabras, su padre corrió de repente al mar y, entre chapoteos de buey, porque era gordo de barriga orgullosa, se lanzó de cabeza a una ola que llegaba a la orilla. Luego surgió tras la espuma, como lomo de cachalote, nadó a toda prisa unos cinco metros, sin levantar la cabeza, frenó, tomó aire a boca abierta, y se volvió andando con el agua a la cintura, dando pasos de cruzado por Jerusalén.

-¿Qué, te parezco viejo? - le respondió al llegar a su lado, entre jadeos pero aguantando el tipo..

 Mi humano se quedó sorprendido de la vitalidad de su padre a una edad que, desde la perspectiva de sus ocho años, sospechaba que era la pura ancianidad. La sorpresa fue de tal magnitud que es uno de los recuerdos más claros que le quedan de su padre. Sobre todo porque nunca más lo volvió a ver nadando o corriendo.

Me dan ganas de preguntarle si ahora él se siente viejo. Quizá sea divertido verle saltar en la bañera. 

 

 

viernes, 8 de enero de 2021

Recomendación de invierno

 


 Tras unos meses de absoluta y reconfortante vagancia, como buen felino, me he animado en este principio de año a desearos un año un poco mejor que el anterior, que tampoco es pedir mucho. No es que tenga afecto por la humanidad, no merece ni una pizca, pero la considero necesaria para mi bienestar y me agrada que le vaya bien. 

 También aconsejo que se practique la lectura más a menudo, al menos a nivel básico, que veo que los bípedos cada vez se anotan mas a las explicaciones, teorías e historias narradas mediante videos cortos. Como apenas tienen olfato y su oído es pésimo, es normal que lo centren todo en la vista, pero al menos la lectura es un ejercicio visual que obliga a pensar y ejercitar la reflexión, aunque solo sea para comprender el texto que se lee. Es una pena que la abandonen por bustos parlantes que en pocos minutos intentan explicarte la evolución de imperios milenarios o la teoría de cuerdas, para satisfacer la cada vez más fugaz curiosidad humana. Se centran más en admirar y comentar el delgado barniz de las cosas y no la gruesa madera que las cubre... con lo agradable que es rascarla.  

 Allá vaya la humanidad, mientras me siga dando atún. Yo les recomiendo para este invierno un libro muy acorde con los tiempos: Corto y claro. Pero, a diferencia de muchos, también inteligente. Me refiero a Parpadea , de David P. Sandoval. Un amigo de mi humano preferido del que ya he comentado otras obras en años anteriores. Lean esta colección de cuentos cortos, teñida de negrura existencial y apocalíptica, desde búnkeres sin futuro a maldiciones de reyes cangrejo, que viven ustedes tiempos de distopía y hay que sacarles jugo. La otra opción es el canal Disney, el imperio de un ratón. Horror.