jueves, 7 de marzo de 2024

Cleruquia II

 



 Mi humano acaba de sacar otra novelita. El mundo es así de generoso, que permite que se perpetren estas cosas. Encima, no es una idea original, sino la continuación de una historia anterior, que obtuvo cierto éxiro y que mi humano intenta exprimir para sacar más jugo. Realmente patético. Pero quién soy yo para hablar de las debilidades humanas. 

Aquí les dejo una somera sipnosis y un enlace por si quieren sufrir.

 Continuan las aventuras del príncipe, el profeta, el aristócrata diletante y alcohólico, su mayordomo y la joven que busca descubrir una salida de Cleruquía, la nave generacional que lleva mil años en el espacio en dirección a su planeta destino. En medio de la política, el espionaje y una pizca de magia, los personajes continuan su exploración y curiosos descubrimientos por los países de la gran nave. Sin olvidar a un caballero oscuro y unos extraños engendros de piedra.. Todos intentan sobrevivir dentro de Cleruquía... y alguno fuera.


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Bajo su entera responsabilidad.

lunes, 19 de febrero de 2024

Sic transit

 



 Mi humano volvió a pasear por su ciudad natal después de un tiempo considerable. Hasta ahora, sus visitas se habían limitado, desde hace años, a determinados lugares, siempre los mismos y casi en el mismo orden, sin darse una vuelta por el resto. Los humanos son así de rutinarios, es lo único que me gusta de ellos, porque los vuelve previsibles y a los felinos no nos gustan las sorpresas. Lo asombroso se lo dejamos a los perros, esos idiotas que nunca dejan de ser cachorros.

 Pero mi humano decidió dar una vuelta por la ciudad de su infancia. Voy a ver los cambios en los viejos recuerdos, se dijo, pensando como un aventurero que viene de un largo viaje. Y vaya si se encontró con cambios. Mi humano descubrió, de pronto, que el paso del tiempo es implacable y que llega un momento, como una bofetada a mano abierta, en que descubres que te has vuelto un puñetero viejo. Ya nada está igual y ya nada recuerda donde has vivido. 

El pasado eres tú y estás de visita.

Calles oscuras donde aparcaba el coche convertidas en amplias avenidas peatonales, garitos de su juventud reconvertidos a pastelerías, plazas de cemento transformadas en llanuras de tierra y árboles, tan ecológicas como absurdas; bellas fachadas ahora son ruinas de silencio, los cuarteles con soldados de guardia evolucionaron a museos vacíos en busca de exposiciones, las librerias sustituidas por cafeterías bohemias; hasta su antiguo piso ya no es su hogar, es un sitio extraño, sin sus cosas, sin nadie, donde se siente un poco intruso. El paisaje desde su ventana tampoco es el mismo. 

 Los viejos recuerdos no han cambiado, es que ya ni existen.

 Mi humano prefirió no seguir buscando lo que ya no iba a encontrar y se ha ido de su ciudad, a su casa, que ahora le parece su único hogar. Con gesto amargado se ha abierto una cerveza y ahora se sienta en la terraza, mirando el mar. Al menos, murmura, pase el tiempo que pase, ese montón de agua seguirá ahí. 

Le solté un maullido pidiendo atún, para que deje de pensar en chorradas.