lunes, 21 de noviembre de 2011

La portada





He aquí la portada de la primera novela larga de mi amo. Se la han mandado de la editorial y ya la anuncian en su web (Grupo AJEC).
Por supuesto, está que canta bulerías con gaita y su rostro es pura felicidad hasta el empalago. A mí me ha colmado de caricias, a su mujer de piropos y a su imagen en el espejo de felicitaciones que rayan en la esquizofrenia.
 Ahora habla de una presentación de su novela en Madrid, en una librería de abolengo. Como si las librerías tuvieran títulos de nobleza. La verdad, está insoportable y esta mañana se ha olvidado ponerme atún en mi plato de comida. Imperdonable. Así que le agarré y le mordí furioso la pantorrilla derecha, con saña felina, pero el muy flipado se creyó que estaba celebrando su buena suerte dándole un apasionado abrazo. El colmo.
 Luego empezó a filosofar mirando a la taza del desayuno.Que si la fama es tan efímera como lo que tarda en hundirse una galleta maría en las dulces profundidades del Cola-Cao, que si el éxito pierde su poder con el tiempo como el zumo de naranja, que si el fracaso es un café permanente que se bebe solo...  Horror. Me fui de la cocina cuando comenzó a considerar si debía comer las magdalenas como Proust.
Es que se ha vuelto subnormal perdido, ya no hay por donde cogerlo.
Espero que la crítica lo hunda en los infiernos y vuelva a recordar que, por encima de cualquier evento que le depare el destino, ha nacido exclusivamente para darme atún por las mañanas.

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