viernes, 13 de septiembre de 2013

Kindle Power



Dichosos los ojos que me leen, después de tan largo parón veraniego. Pero poco me apetece escribir y largar mis neuras si estoy tumbado en la terraza, mientras el sol me calienta los bigotes. No son momentos para la lírica, sino para el letargo.
 Pero no ha sido un verano de simple contemplación para mi amo. Sigue publicando en el blog ese de cosas antiguas y además se ha propuesto un nuevo reto, que podíamos llamar amazónico, porque ha decidido publicar en el catálogo de Amazon sus obras.  Sí, ya saben, esa empresa que vende de todo por todo el mundo via online, pero que es conocida por sus estupendos lectores electrónicos, los kindle, que oferta a precios baratos para que la gente luego compre sus ebooks... que solo se pueden leer en sus lectores. La gente pica como tonta.
 Mi amo se compró un  kindle este año, el paperwhite, y le ha cambiado la vida. Se acabaron para él las estanterías abarrotadas de libros y la luz encendida hasta las tantas. Todo cabe dentro del aparatito de marras o se guarda en la nube virtual que te dan en la red si lo compras. Se puede decir que en una tablilla de plástico, austera y frágil, cabe el universo ampuloso y soberbio del hombre. Para que luego se las den de especie elegida.
 En fin, que aparte de leer, también se puede publicar, y parece que son gente seria estos amazónicos,  aparte de tener un amplio abanico de lectores. Por lo que mi amo va a publicar la versión digital de su novela en su plataforma kindelera antes de fin de año. Ya está discutiendo la portada con un ilustrador verborreico que le marea a preguntas artísticas, el cual espero le haga una obra que sea mucho más atractiva que esa losa emborronada que les muestro a la derecha.
No será la única obra en la sede amazónica de mi amo. Piensa ir publicando en tal plataforma más cosas a partir del año que viene, desde recopilaciones de cuentos a otra novela loca de las suyas, llena de personajes rayando la subnormalidad. Está ilusionado como un niño con el mundo virtual de las publicaciones.
 Allá él. Luego que no me venga a pedir mimos.
 Respecto a la gata que comparte mi territorio, ya les contaré en próximos comentarios, porque tiene guasa. Déjenme ahora aprovechar los últimos calores del verano, aquí en la terraza, mientras mi amo sigue hipnotizado con la pantallita de su kindle, soñando con libros eléctricos.


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