lunes, 17 de diciembre de 2018

Eso del Prime Reading



 La empresa Amazon (amazónicos a partir de ahora) ha sacado en España un nuevo modelo de préstamo de obras. Viene a ser un servicio gratis para sus abonados a Prime, que han subido la cuota y hay que dar algún caramelo para justificarlo. En este caso, te permiten bajarte por la cara hasta 10 obras a tu Kindle o aparato (móvil, tablet) que tenga su aplicación lectora. Por supuesto, estas obras siempre podrás sustituirlas por otras a tu libre albedrío.

 Alguno dirá: ¿Pero no hay un servicio de los amazónicos llamado Kindle Unlimited que es muy parecido? Pues no. El Kindle Unlimited es un servicio que cuesta 9,99 euros al mes y te da acceso a un porrón de libros, más de un millón y creciendo, sin límite de préstamos, que los autores han subido a ese servicio, mientras que Prime Reading es un servicio gratis para los abonados a Amazon Prime, con un catálogo mucho menor, de unos cientos de obras, que han sido seleccionadas por los amazónicos, no son subidas por los autores, así que, en teoría, son obras de calidad mayor, de las cuales solo puedes tener como máximo 10 en tu aparato. Además, las van renovando cada seis meses.

   No comentaría nada si no fuera porque una obra de mi humano ha sido seleccionada por los amazónicos para este nuevo servicio. Se trata de Tempus Vesanicum y no sé el motivo de semejante honor. Imagino que los amazónicos tienen un gusto literario tan salvaje como su nombre. 

 El proceso fue que mi humano recibió un email de Amazon diciendo que esta obra había sido seleccionada y que pedían permiso para anotarla a su catálogo. Mi humano, todo vanidad, contestó que sí, a sus pies, a cuatro patas, lo que haga falta, amazónicos de mi querer queriendo. Fue respondido con otro email en el que anunciaban que vale, muy bien, que no hacía falta ser tan rastrero, y que estaría subida a su catálogo de Prime Reading a partir del 3 de Diciembre. 

Como siempre, cumplieron. 

¿Qué recibe mi amo a cambio? El precio de 100 ventas y estar en ese catálogo 180 días. Presumo que a otros autores les han ofrecido mucho más, infinitamente más, pero los amazónicos saben que mi humano se vende por un plato de lentejas... qué digo, una tapa basta.

 En fin, no me quejo, que a mí me ha venido de perlas. Ahora mi humano, embriagado de estúpida alegría, es más receptivo a mis exigencias de atún. 
Gracias, amazónicos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario