sábado, 28 de febrero de 2015

Armas, gérmenes y acero



  En estos días de lluvioso y metálico invierno gallego  - ¿existe el sol?-  me distraigo mirando por la ventana como se mojan los humanos y leo cosas sobre su devenir, como este ya clásico "Armas, gérmenes y acero",  de Jared Diamond.  ganadora del premio Pulitzer en 1998 y quizá la visión más lúcida sobre el trasfondo de la historia humana y un golpe en el duodeno a los humanos que se creen especiales sobre los demás por su color de piel, etnia o capacidad intelectual. 
 El libro es profuso en datos y ejemplos, muchos de ellos exóticos,  ya que se basan en la experiencia del autor en Papua-Nueva Guinea. Diamond no es historiador, es catedrático de geografía y fisiología. Conoce como nadie la importancia de las condiciones geográficas, ambientales y biológicas en el desarrollo de las comunidades humanas. Su teoría se puede resumir en que varios pueblos euroasiáticos tuvieron la suerte de nacer en terrenos propicios para el nacimiento de civilizaciones, por lo cual surgieron primero en esas zonas euroasiáticas antes que en otras áreas menos propicias, como América, donde además no había tanta diversidad de animales y había peores vegetales para domesticar. 
Además, los americanos, faltos de animales de ganado, eran más vulnerables a las enfermedades epidémicas, cuyo origen es el ganado doméstico, al revés que Europa o Asia, donde el ser humano pudo crear anticuerpos para enfrentarse a ellas durante milenios. De ahí que los españoles llevasen enfermedades devastadoras a América y no al revés.
 Las carencias en plantas cultivables de gran rendimiento y animales domésticos grandes y dóciles impidieron en América y otras zonas, como el África subsahariana (donde hay mucho animal pero ninguno dócil) , un crecimiento demográfico igual al de Eurasia, por carencia de suministros abundantes. A mayor comida, más gente y más posibilidad de genios que inventen o desarrollen tecnologías,  más facilidad para organizar ejércitos mejor armados, mejores barcos, etc...
 Por otra parte, las barreras geográficas en Eurasia no son muy importantes para la rápida extensión de la civilización con sus plantas y animales domésticos, al extenderse en un eje Oeste-Este que permite la propagación de cultivos y animales siempre por latitudes de condiciones climáticas semejantes. Sin embargo, África y América son continentes con eje Norte-Sur de sus cordilleras, que impide la extensión de cultivos acostumbrados a una determinada latitud y contienen barreras geográficas más difíciles de atravesar. Esto hace que sus núcleos de civilización estén aislados unos de otros, impidiendo el contacto entre culturas, que favorece el desarrollo de tecnologías e ideas.
 Pero Diamond no es determinista, al menos no del todo, ya que afirma que las sociedades, al desarrollar cada una su propia forma de gobierno y corpus ideológico, son dueñas de su destino. Lo que explica que los expansivos países europeos de la Edad Moderna hayan conquistado y colonizado América en vez de la aislacionista China. 

 En fin, una explicación convincente y muy recomendable de la base de las civilizaciones humanas.

 Los gatos no necesitamos tanta explicación: dominamos el mundo porque sí. 



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