miércoles, 10 de febrero de 2016

La saga de la tierra moribunda






 Andaba ya tiempo sin poner nada en mi blog. Será el invierno que a los felinos los postra en un estado de semihibernación, de estar sin estar del todo, solo sobreviviendo, en mi caso pegado a la estufa, a la espera de la primavera, mientras veo llover al otro lado de la ventana. Pero, como decía un poeta, ¿Qué sería la vida sin invierno?... Pues quizá para los humanos una vida más aburrida, pero para mí sería el mundo ideal, joder, que no hay quien los entienda.
 Me distraigo leyendo clásicos largos, que como no hay nada que hacer entre siestas y comidas, me sobra el tiempo... Dolce far piovente. En este caso, volví a uno de mis autores preferidos, Jack Vance,  En especial a una saga que escribió a lo largo de más de treinta año: "La tierra Moribunda".
 El primero, que da título a la saga, lo escribió en 1950, y el último, Rhialto el Prodigioso, es de 1986. Así que el autor se tomó su tiempo. 
 Realmente son dos libros de cuentos entre los cuales hay dos novelas, sobre un personaje peculiar, Cugel.  Podrían ser obras independientes y se pueden leer como tales, ya que solo las une el paisaje y sociedad en que se desenvuelven sus tramas.
 Las dos colecciones de cuentos, la del comienzo y la del final, tienen en común una tierra cerca de sus últimos días, con un sol purpureo que se va  apagando en el cielo y una sociedad decadente, dominada por una magia, donde abundan paisajes de ciudades en ruinas, páramos desolados, fantasmas perdidos y toda clase de extrañas fieras, muchas de las cuales parecen de origen humano. 
 Se puede decir que la humanidad vivirá en sus últimos días como en el principio de su historia: rodeada de magia, dioses, hechizos y supersticiones absurdas.  
 Vance consigue, como siempre en sus mundos fantásticos, crear una sociedad muy peculiar sin rellenar cientos de páginas. En la Tierra Moribunda la gente habla siempre de forma prudente o simulada, con respeto casi ridículo y usando la ironía como única forma de insulto. Algo propio de sociedades donde la violencia como solución a los conflictos es lo más habitual. Y lo cierto es que es un mundo muy violento, donde sobrevivir puede ser todo un arte. Así lo demuestra Cugel en los libros segundo y tercero de la saga, que están dedicados a él. 
 Es uno de los personajes más famosos de Vance, en mi opinión el más desarrollado, y el ejemplo típico de antihéroe. 
 Cugel es de aspecto normalillo, de larga nariz y adornado de un sombrero estrafalario. También es hipócrita, pícaro, astuto, ladrón, vanidoso y cruel... si no hay castigo a la vista. Es capaz de vender a una chica como esclava para poder cruzar un río en barca o matar a un simpático animal semihumano que solo le ha mojado la ropa. No tiene escrúpulos ni remordimientos, siempre se intenta imponer, porque no puede tener otra defensa si quiere sobrevivir. 
 Cugel es, en el fondo, un héroe realista para el mundo despiadado y fantástico en el que vive. En una clara sátira de los héroes de novela fantástica, que a su vez nos muestra su modernidad artificial, Vance nos presenta un héroe mucho más apropiado para los mundos literarios de magia, capa y espada. Si existen esos mundos en una dimensión paralela, Cugel debe ser su personaje más abundante. A mí me encanta su alma felina. 
Lo mismo pasa con el resto de habitantes de este mundo. Los magos, por ejemplo, son pretenciosos, despreciativos con los demás y tan humanos como cualquiera. Saber conjuros, hechizos y tener libros antiguos no les da la sabiduría, solo aumenta su desmedido orgullo, su capacidad de castigo y sus bromas pesadas.
 Se puede considerar a toda la saga solo como una sátira. si se quiere, de las novelas fantásticas de capa y espada, pero también es una versión realista, dentro de lo que cabe, de cómo sería un mundo de fantasía habitado por humanos de verdad.

Denle una oportunidad a Cugel... pero no le presten dinero.




  

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